sábado, 27 de abril de 2013

Procedente del futuro

Año 2071. Es posible viajar en el tiempo. Lucas, un muchacho de 22 años viaja hacia nuestros días para encontrarse con alguien. Las cosas, en el futuro, han cambiado mucho.
Se había estado informando sobre la época a la que viajaba, para saber guiarse y encontrar lo que buscaba: libros de historia reciente, el diario de su padre, información por internet...

Era un día de verano cualquiera, del año 2015, y a las doce de la noche, se sentó y esperó. Pasaron muchos chavales de su edad. Algunas y algunos se le quedaron mirando, pues era un chico muy atractivo. También por curiosidad, puesto que nadie le había visto antes por la zona.


Esperé un par de horas hasta que llegó. Lo vi y lo reconocí al instante. Había visto muchas imágenes suyas, y de hecho, nos parecíamos mucho, como afirmaba mi madre. Quizá por eso se me quedaban mirando antes.
Fui hacia él y me lo llevé a un aparte. Le conté quién era, y no se lo creyó. Lógicamente, me tomó por un loco. Le entendí, ya que en 50 años la ciencia avanzó mucho. Mucho más de lo que nadie podía imaginar.
Así que ahí le tenía. Delante de mí. A mi abuelo. Con 20 años. Estábamos solos, me dejé llevar por la rabia y descargué mi furia contra él. Con un puñetazo fue suficiente, pues yo no soy una persona violenta. Se quedó tirado en el suelo. Mirándome. Desafiante. No sé cómo, pero lo supo. Supo que era yo, que mi historia era real. Antes de que se levantara, tomé la palabra:

Tú no lo sabes, abuelo, pero estás perdiendo tu juventud. Y más que tu juventud, tu vida. No sabes las consecuencias que tus actos de hoy tendrán en el futuro. Abuelo, tienes un problema que no quieres reconocer.

Dependes del alcohol. Te has enganchado a esta droga. Porque sí, abuelo, lo es. Todos los fines de semana en invierno, con más frecuencia incluso, en verano. Y te crees que es divertido, y que no pasa nada. Que tú y tus amigos sí que sabéis pasarlo bien.

Tendrías que vivir en mi época, abuelo. Toda tu generación está hecha polvo. Nuevas enfermedades derivadas de sobredosis continuadas de alcohol, sobre todo del hígado y del riñón. Enfermedades hereditarias, abuelo. 

Tú llegaste hasta los 40. Mi padre murió a los 28, cuando yo solo tenía 4 años. Mi madre nos tuvo que sacar adelante a los tres solos. Porque sí, abuelo, yo tenía una hermana. Murió el año pasado. Por tus excesos. Por "vivir la vida", abuelo, yo no tuve papá. Y mi hermana ya no está. Los médicos dicen que podré vivir más años, porque estoy siguiendo un tratamiento experimental que parece funcionar, pero nada es seguro. Mi futuro es incierto. 

¿Y sabes qué, abuelo? Estoy enamorado. Mi novia es preciosa, una maravilla de persona. Pero no sé qué hacer con ella, abuelo. Ni si tendré hijos, porque no sé cuánto me queda de vida, y no me gustaría dejarles huérfanos de padre siendo niños.

Así que gracias, abuelo. Solo quería que supieras que sí, que tus acciones de hoy, tienen consecuencias. Aunque tú, cegado por tu egoísmo, no las veas.

Eso sí, también te traigo buenas noticias. El alcohol y el tabaco, hoy en día, ya no son legales. Por fin están prohibidas TODAS las drogas. El gobierno ya no se lucra a costa de nuestra salud. Aunque no te voy a engañar, abuelo, el que quiere, todavía puede consumir tanto lo uno como lo otro. A escondidas, eso sí.

Ya me marcho, abuelo. Ya te puedes levantar. Vuelve con tus amigos y tu amado botellón. 

Adiós. Y gracias.

¿Por qué hacer del alcohol el centro de cualquier actividad lúdico-festiva? ¿Seríais capaces de disfrutar de la vida sin el alcohol de por medio?

Si bebes por una cuestión de sociabilidad, estás cometiendo un grandísimo error, pues el alcohol te puede transformar durante un breve periodo de tiempo en otra persona, pero cuando se pasan sus efectos, tú sigues siendo igual de tímido, igual de cerrado e igual de introvertido. Luego la solución a tu "mala" integración social pasa por un cambio dentro de ti, y no por una serie de borracheras que te van a perjudicar (y a enganchar) más de lo que crees.

Por otro lado, si eres de los que piensa que el que no bebe "no sabe pasárselo bien", te recuerdo que a los que no bebemos, no nos hace falta el alcohol para ello.

Así que ten cuidado, amigo. Esta historia es fruto de mi imaginación, pero no creo que esté muy alejada de la realidad. Ninguna generación precedente abusó tanto del alcohol como la nuestra. 

sábado, 20 de abril de 2013

Galdós hablando de los dos partidos...¡¡hace más de 100 años!!

En una antología de fragmentos de Galdós en la editorial Rey Lear, titulada: "La fe nacional y otros escritos sobre España", en la página 69, aparece el siguiente texto, fechado en 1902:

"Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no aspiran a más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, paupérrima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos...


Si nada se puede esperar de las turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria (...) No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño ni en los antediluvianos (...). La España que aspira a un cambio radical y violento de la política se está quedando, a mi entender, tan anémica como la otra. Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis étnica, sea sustituido por otro  que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental".


Ha pasado más de un siglo y seguimos en las mismas. De cada uno de nosotros depende alimentar a la España de los dos partidos o a la España del cambio político. O nos quedamos como estamos (bien, mal o regular lo dejo a vuestro juicio) con una actitud conformista, o intentamos mejorar  nuestra situación arrebatando el poder a quienes lo tienen ya desde hace demasiado tiempo, dejándonos llevar por el romanticismo.

Yo siempre he sido más de soñar. ¿Y tú?

domingo, 14 de abril de 2013

Una reflexión de José Luis Sampedro

Como homenaje a esta gran persona que falleció hace escasos días y que desgraciadamente tiene menos repercusión mediática que la también fenecida Sara Montiel, que en paz descanse, os dejo aquí una de las múltiples cavilaciones de este economista y pensador español, comprometido con las personas y no con el dinero.

Gobernar a base de miedo es muy eficaz. 

Si usted amenaza a la gente diciéndoles que les va a degollar, y luego no les degolla, entonces les puedes azotar y explotar. Y la gente dice "bueno, no es tan grave". 

El miedo hace que no se reaccione. El miedo hace que no se siga adelante. "El miedo es, desgraciadamente, más fuerte que el altruismo, que la verdad, más fuerte que el amor. Y el miedo nos lo están dando todos los días en los periódicos y en la televisión". 


Algún día espero tener el honor de reseñar o recomendar alguno de sus libros y novelas. A buen seguro que merecerán la pena.

lunes, 8 de abril de 2013

No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita

Ser feliz no consiste en acumular fama, dinero o posesiones. La idolatría a celebridades del mundo del fútbol, cine o televisión nos ha confundido a todos. Ya es hora de creerse que no es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita. Porque es verdad. 

Cierto es que tener no impide ser feliz, pero en muchas ocasiones el ansia de poseer objetos, propiedades, cosas materiales, en definitiva, nos nubla la mente. Porque existe el gran peligro de entrar en la espiral del tener. Del tener y del querer, más bien, porque cuanto más tienes, más quieres.

Y no.

Ser feliz es mucho más sencillo. Se trata de no dejarse llevar. Ser consciente de que tener más cosas no te hace más feliz. Hoy en día nos crean muchas necesidades que en realidad no tenemos. Para ser felices, precisamos distinguir las cosas esenciales de las que no lo son. Y acumular, eso sí, cosas esenciales. Coleccionarlas.

Has de perseguir las cosas que te hacen sentir, que te hacen estar vivo: el canto de un ave, un amanecer en la playa, esa persona que te abraza en un mal momento, esa canción que te conmueve, aquél o aquélla que te hace reír, aquéllos que te cuidan cada día, esa persona en la que piensas siempre antes de dormir y nada más despertar...

Salta, corre, canta. Expresa tus emociones, tus sentimientos. Líbrate de la esclavitud de tus posesiones. Rompe las cadenas que te atan a tus cosas, sintoniza con la naturaleza y refuerza los lazos que te unen a las personas que te rodean.

La consecuencia natural será tu felicidad, y como corolario, la de los que se encuentran a tu lado.


lunes, 1 de abril de 2013

El ocho, de Katherine Neville

Hasta el momento, la novela que más me ha gustado desde que leí La Sombra del Viento, aunque no tienen nada que ver la una con la otra. No incluyo en esta pelea otras como Martes con mi viejo profesor o El laberinto de la felicidad, éstas ya sí radicalmente diferentes a las anteriores.

El ocho fue publicada en 1988, cuando yo no estaba todavía en los planes de mis padres. Sin embargo, me ha parecido una novela moderna, con cierta frescura. No obstante, me ha resultado poco original el uso de la alquimia o la masonería como envoltorios del misterio de esta obra. En su defensa, eso sí, diré que son las novelas posteriores cronológicamente, y que yo leí antes de embarcarme en la aventura de Katherine, las que han “copiado” este recurso para sus novelas, sirviendo Dan Brown o Peter Harris como ejemplos de lo que quiero decir. Este es el único 'pero' que soy capaz de ponerle, porque en líneas generales me ha fascinado.

Y ahora nos centraremos en el argumento.

Por un lado, la autora nos sitúa a finales del siglo XVIII, en pleno apogeo de la Revolución francesa. Las protagonistas son Valentine y Mireille, novicias de la abadía de Montglane, donde están escondidas las piezas de un legendario ajedrez que perteneció a Carlomagno. Dónde están escondidas y por qué son tan peligrosas son secretos que muy poca gente - o tal vez demasiada – conoce. Esta parte de la trama nos llevará, de la mano de Talleyrand, obispo de Autun, y las novicias, a viajar por Francia, Inglaterra, los recién independizados Estados Unidos, Córcega, Rusia y, por supuesto, el norte de África...

En ella, conoceremos a personajes históricos y archiconocidos como Rousseau, Voltaire, Napoleón, Robespierre, Catalina la Grande, grandes matemáticos y físicos (Euler, Newton o Fourier), poetas (William Blake y William Wordsworth), y músicos como Johann Sebastian Bach. ¿Que cómo conectan tantos y diversos personajes históricos (y los que he omitido)? Solo Katherine sabe cómo lo ha hecho. Pero más allá de su participación en la historia, que es pura ficción – o eso creo -, me parecen maravillosas las constantes pinceladas históricas que la autora introduce en la novela. No solo mantiene la tensión de la trama, sino que consigue que te pique el gusanillo de la curiosidad y, como mínimo, te pone a 'googlear'.

Por otro lado, tenemos a una brillante informática, Catherine Velis, que es trasladada por su empresa a Argelia, aunque pronto se descubre que las fuerzas que la llevan al continente africano son más fuertes de lo que parecen. Conoceremos a Lily, Solarin o Nim, amantes y grandes jugadores del ajedrez los dos primeros; sobresalientes físicos los segundos. Con ellos, y con Catherine, también recorreremos gran parte del globo, ahora ya a finales del siglo XX, en los 70. Velis se ve arrastrada a jugar una partida de ajedrez que lleva desarrollándose casi doscientos años (¿os salen las cuentas?) de forma ininterrumpida.

Bajo mi punto de vista, se trata de una novela asombrosa, cautivadora y perfectamente hilada. No hay cabos sueltos, cada intrahistoria está resuelta, y llena de sorpresas hasta la última página. Un relato en el que cada personaje representa una pieza del ajedrez, con la diferencia de que aquí, la partida no se termina cuando muere el rey...

PERSONAJES HISTÓRICOS QUE APARECEN EN EL OCHO: