sábado, 31 de agosto de 2013

Sobre la desobediencia civil

¿Qué es eso de la desobediencia civil? Es una pregunta que me surgió hace unos cuantos meses, cuando acciones como las del alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, quien – y voy a transcribir lo que dice la Wikipedia sobre aquella acción para ser lo más objetivo posible sobre los hechos – sustrajo alimentos de primera necesidad en dos grandes superficies comerciales (Mercadona y Carrefour).

Pues bien, citando de nuevo a la Wikipedia, copio y pego la definición de desobediencia civil:
La desobediencia civil puede definirse como “cualquier acto o proceso de oposición pública a una ley o una política adoptada por un gobierno establecido, cuando el autor tiene conciencia de que sus actos son ilegales o de discutible legalidad, y es llevada a cabo y mantenida para conseguir unos fines sociales concretos”.

¡Vaya! Así que se trata de oponerse públicamente a algo “para conseguir unos fines sociales concretos”. ¿Y esto causó tanto alboroto?

En mi opinión, el revuelo que se montó tuvo mucho que ver primero, con el personaje, por tener una ideología tan definida, poniéndose en su contra automáticamente las personas con ideas contrarias; segundo, con las formas, porque quizá, por lo visto en las grabaciones, alguno de los participantes en la sustracción se excedió con empujones a algún empleado; y tercero, porque a los representantes de la oligarquía económica que realmente rige este país (y el mundo en general), no les interesa un pueblo que sepa que la desobediencia civil es un arma pacífica más con la que luchar contra las medidas injustas que están llevándole a la ruina. No quieren un pueblo agitado.

Primera cuestión a tratar: el personaje y las formas. Sí, ser tan descaradamente de izquierdas (cosa que no es ni buena ni mala en sí misma) perjudicó, en mi opinión, a Sánchez Gordillo, ya que de entrada, la no-neutralidad causó rechazo en una parte importante de la población, incluso de gente a la que él estaba defendiendo con ese acto. Esa imagen de Robin Hood – como si él se hubiera impuesto tal sobrenombre – creada de forma interesada por los medios, controlados por la oligarquía mencionada anteriormente, le hizo en mi opinión bastante daño. ¿Y las formas? Lo mismo de siempre. Basta que alguien no se sepa comportar para que una acción de protesta, como una manifestación o, en este caso, la desobediencia civil, queden intencionadamente manchados.

La segunda cuestión es para mí mucho más importante: los intereses. Intereses en desacreditar a cualquiera que se oponga a la esclavitud moderna a la que sus acciones nos están conduciendo. A cualquiera capaz de mover masas y de sacudir conciencias.

Por si tenéis alguna duda sobre la acción en sí, os diré que Marthin Luther King y Mahatma Gandhi, entre otros, utilizaron la desobediencia civil para luchar por los derechos de los negros en EEUU el primero, y por los de los indios en Sudáfrica (antigua colonia inglesa), el segundo.

¿Sánchez Gordillo? NS/NC. ¿Desobediencia civil? Rotundamente, sí. No nos quedemos con el personaje, que no quiero entrar a valorar. No nos quedemos con el “robo” a un supermercado. Quedémonos con el trasfondo del asunto. Seamos conscientes de que esto es una forma más de lucha, y que, aunque nos parezca errónea en su ejecución o en su forma, es algo completamente lícito. Y no solo lícito, sino NECESARIO en situaciones como las que atravesamos.

PD: Si os interesa, os recomiendo encarecidamente que leáis este artículo sobre la desobediencia civil. Es una joya.

2 comentarios:

  1. totalmente d acuerdo...está más que claro.Muy buena descripción,gracias por tú claridad "mecedorita".

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